Te cubres rápidamente con el edredón de plumas verde, y te acomodas en la mullidita cama a intentar que vuelva el calor. Ha sido una mala idea levantarte descalza para abrir la ventana y dejar que entrara la luz del sol de mediodía. Hace frío, mucho. Y es que es normal, estamos en pleno invierno. Tus ojos están enrojecidos e hinchados. Cada dos por tres moqueas, y te sorbes la nariz solo para evitar sacar la mano de debajo de las mantas en busca de un clínex limpio en tu mesilla de noche. Observas tu habitación, ahora iluminada. Todo esta patas arriba. Parece que lo haya arrasado un huracán. Tu siempre has sido muy meticulosa y ordenada. ¿Que te ha pasado? Decenas de pañuelos usados se extienden por el frío suelo. En una esquina del cuarto hay un cúmulo de ropa amontonada, presidida por tu mejor vestido de palabra de honor. Si, ese que llevabas cuando lo conociste. Ese que tanto le gustaba. Ese que no volverás a utilizar nunca mas. La papelera esta a rebosar de bolitas de papel. Intentos fallidos de desahogarte en la escritura. Diriges tu mirada al inmenso escritorio de ébano. Encima de éste se juntan torres de libros. Deberes sin hacer, apuntes de Historia y libros de lectura que aun siguen abiertos esperando a que pases página. Al lado de tu escritorio hay una pequeña estantería llena de enciclopedias y diccionarios, donde sobresale un pequeño sobre blanco con remitente francés, a kilómetros de donde tu te encuentras. Contiene esa carta tan especial para ti. Esa carta que tantas veces has leído. ¿Cuando dejaras de atormentarte? Es jueves. Pero no has ido al instituto, y tampoco piensas hacerlo. Ya son muchos días de ausencias. Son las dos de la tarde y aún no has desayunado. Sigues ignorando las desesperadas peticiones y suplicas de tu madre para que bajes a comer algo. Te ha preparado lasaña, tu plato preferido. Pero no tienes hambre. Te revuelves en la cama al sentir una presión en el pecho y las lagrimas se aglomeran en tus pupilas amenazando con salir. Las retienes. Vuelves a cerrar los ojos e intentas, una vez mas, conciliar el sueño. No estas enferma. No es gripe, ni ningún resfriado típico de esta estación ¿verdad?. Es mal de amor.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Es mal de amor.
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Últimamente solo se me ocurren cosas tristes.
Tengo escritas una serie de viñetas y he pensado subirlas de una en una en plan historia, pero no estoy segura aún. Cuando las sepa lo que quiero hacer ya las colgaré.
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Busca en mi bote de cristal
Felicity
Una vez soñé que te perdía. Estábamos en unos icebergs y no me acuerdo si tú te alejabas flotando de mí o yo de ti.
Pero recuerdo que me desperté a tu lado, era media noche y estaba lloviendo, como hoy. Te oí respirar y me calmé.
Era como si nos habláramos sin palabras.
Me pregunto cómo y cuándo aprendimos ese lenguaje secreto. Sólo sé que en algún momento, en los silencios, te oía.
Y ahora sólo me quedan las palabras, estas palabras inútiles cuando lo único que quiero es volver a estar a tu lado.
Hacer que te sientas seguro, ayudarte a dormir. Recuperarte.
2 comentarios:
Ai pobreta, que està enamorada. (L)
Que mona... vale, ja sé que has dit que és trist, però no sé... a mi no m'ho sembla.
O sigui, és tristet i això, però és com molt... dolç. Tendre.
No sé, té un regust que dius... que bonic. ^____^
A veure si pugem les fotudes vinyetes d'una vegada, guapa! xD
Petons!
Oww me encanta, al final te quedó muy bien!
Pequeña escritora! jajaja
Ai que hacer tantas cosas para la pagina38
en veranito tendremos mucho tiempo!
Love U!
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